lunes, 27 de febrero de 2017

Fisioterapia viejuna -> Masaje antiguo

Y Dios hizo la luz...>>FF>>...[...]>>>>>>>>>>>>FF>>>>>>>>>>>[...]>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>FF>>>...
Y Darwin explicó que el creacionismo y la religión eran una puta mentira...>>>FF>>>>>
Y Trump ganó las elecciones. La mujer musulmana seguía llevando velo y siendo un cero a la izquierda en la sociedad.<<<<<<<<RW<<<<<<<<<<<<<
Y el masaje nació gracias a ese extraño Homo erectus que le gustaba relajar los músculos de sus compañeros cuando regresaban de la jornada de caza. El chamán, que venía siendo como el médico rehabilitador de su tribu, no le dejaba más que esa tarea a aquel extraño homo. Era una tarea cansada esa del masajear, que él no quería hacer, pero que su joven discípulo completaba de maravilla. Y así siguió hasta que un día se cansó, pidió derechos, jornadas de siete horas y contrato con salario digno. Entonces supo que era un fisioterapeuta.


Podría ser este, perfectamente, el origen de la fisioterapia en la tierra. Una fisioterapia que nace del momento en que ese homo comienza a aplicar los rudimentos del masaje sobre sus semejantes, encontrando placenteros y paliativos beneficios en esta técnica. Pues no lo olvides querido fisioterapeuta, vienes del masaje y del masaje te beneficiarás, no trates de engañarte tanto. La historia es generosa después, conservando esta técnica con pocas variaciones esenciales sobre lo vital de entonces, pero el ser humano, como siempre mezquino, comienza a subdividir y a generar diferentes escuelas de adoctrinamiento hasta conseguir separarlo en muchos tipos de masaje. Que si Ayuverda, que si Hawaiano, que si Happy Ending, que si Quiromasaje, que si Shiatsu, que si 10 eulo masage...Sin en cambio, la siempre disciplinada Europa hace sus deberes y consigue aglutinar sus sapiencias en una sola técnica, que por su lugar de origen viene a conocerse como masaje sueco. Mientras, en América, una señora masajista o fisioterapista, vaya usted a saber, llamada Gertrude Beard, crea una técnica muy parecida. Es entonces cuando el mundo occidental se alía firmemente pues han alcanzado el nirvánico consenso sobre la técnica.


Hubo entonces un común denominador a la hora de transmitir las sapiencias masajísticas: había un método. Gracias a ese decisivo paso de la fisioterapeuta, el sobeteo terapéutico era elevado a la categoría de tratamiento y podía incluso ser motivo de investigación por parte de algún loco degenerado. Pero el grueso de la incipiente población fisioterapeutica del siglo XX, vio en ella el arsenal necesario para dotarse de su factor diferencial. El fisio trata con las manos, lo que sea. La evolución dictó entonces, de manera darwiniana, los caminos que habría de seguir la técnica, pero hubo quien no quiso acercarse a modas, y continuó con ese clasicismo romántico sueco, en su más purista estilo. Ellos fueron los últimos defensores del masaje antiguo, momias incorruptas que algunos padecimos y que, atónitos a nuestros ojos, aplicaban sus manos en las comúnmente llamadas friegas, ¡oh!¡ilusos nosotros! pues creíamos que lo de friegas era sólo cuando había lejía de por medio. En estos casos, ni lejía ni sus muertos. Se trataba de repartir candela con las manos.



¡Y que manos! Las de aquella mujer que trabajaba en un centro de salud olvidado de la provincia de Guadalajara. Mirándonos a los ojos, nosotros que habíamos llegado hasta sus lejanas tierras, nos dijo: Un buen fisioterapeuta tiene que tener una buena mano. ¿No la tenéis aún? No pasa nada, hay que trabajarla, ya la tendréis. 

La técnica del masaje antiguo, hoy casi en desuso, se puede distinguir por este decálogo conceptual, que ha ido quedando como nuestro legado.

1. Ni crema, ni ostias.
2. Aprieta ahí, donde notas.
3. Primero unos pases así, de arriba a abajo, luego así en horizontal, luego en círculos.
4. Luego ya masajeas, haces las friegas.
5. ¿Rebordes óseos? ¿Tuberosidades?....¡Mariconadas!Tú dale en todo.
6. En todo su cuerpo.
7. No me he quitado los anillos, tampoco pasa nada oye.
8. Ahora el golpeteo este, así con la mano bien tensa, que salga fuego.
9. Alguna técnica más que parezca más propia de un carnicero. Quizá algo de clapping, porque sí.
10. Y ya está. Eso sí, mucha velocidad en todo el proceso.

Claro, cuando luego oyes eso de amansamiento digitopalmar, pintado rodado o masaje metamórfico uno no puede sino reírse en sus adentros, viniendo de donde se viene. ¿Qué chorradas son esas? Porque los amantes del masaje antiguo defienden su idiosincrasia, la de ser una técnica madre, y ya se sabe que las madres tienen venia para todo. Casi como una suerte de violencia corporal, el paciente deja y permite que su cuerpo sea sometido a diversas series de retorcimientos y apretujones por parte del fisioterapeuta, sin un sentido muy real de nada, sólo por el mero placer de comprobar cual es la resistencia de su carne. A la fuerza, algo se tenía que mejorar de todos los procesos patológicos. Basaba sus principios en el desgarro fibrilar constante, como máximo del poder de la autocuración. Eso si que era autocuración, y no lo de la osteopatía. Sobrevivir a una sesión de buen masaje antiguo era de muy hombres.


No podemos decir mucho más del masaje antiguo. Ojalá podáis probar algún día esta privilegiada técnica. Lástima que sus autores no eran tan visionarios entonces y no organizaban cursos divididos en tres niveles, con sus correspondientes seminarios prácticos, llenos de horas de estar sentados hablando sin hacer nada, para rellenar el curriculum. No. Antiguamente la fisioterapia era práctica y de verdad. ¿Te dolía? Ven acá. No te dolía: a correr a la calle. El masaje antiguo era la panacea, nadie cuestionaba su veracidad, su ciencia del dolor, sus brutales consecuencias. Esos fisioterapeutas de ducados en boca, camisa amarillenta para trabajar, manos con anillos y agilidad inusitada. Esos líderes y maestros fenecidos, esas bestias del clásico, conceptual y verdadero masaje, del que hoy todos reniegan, creyéndolo poco culto, poco honesto. Porque no hablaba en latín. No hablaba de fascias. No tenía idiomas, pero era lenguaje universal. Era el arte de la ciencia, que tanto preocupó a los ignorantes. Era el principió. Era Yahveh y vosotros os lo perdisteis.

Pronto estaremos de regreso con más contenido de esta aclamada sección, agarraos bien, next stop is:
LA MAGNETO....TERAPIA






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